diciembre 31, 2007

Fin y comienzo


Tiempo de balance. ¿Qué tal nos fue? Restamos y sumamos. Resultado: hemos vivido. Tal vez el contenido de este resultado no encaje con los planes que, meticulosamente, proyectamos hace un año atrás. Quizás por eso, en el último día del año, nos sorprenda la presencia de ese “no se que” anudado en nuestra alma.

Pero también, y es lo maravilloso, la vida nos ha sabido sorprender. La llamada de esa persona, ese regalo de cumpleaños, ese amigo o amiga, ese nuevo trabajo, aquel hermoso viaje, ese beso inesperado, el nuevo miembro de la familia, aquella palabra justa en ese momento preciso…

Lo que se fue, sobraba. Lo que no llego, llegará. Perdiste a alguien, lo bueno de él o ella te acompaña. Fallaste, perdónate. Te fallaron, perdona. Lloraste, ahora podrás reír. Te dolió, sanará. Se acabo, vuelve a empezar.

Luego del balance llega el tiempo de planificar. Mi plan: vivir.

*Foto: Argénida Romero

noviembre 14, 2007

Preámbulo

Foto: Argénida Romero


Ahora, luego de restar las gotas escurridas por la ventana y cancelar el murmullo del viento bajo la almohada, sigo aquí. Adverbialmente reposada en este instante, desatada del rumor que reposa en el calendario.

Rebelde de la causa que martilla la sombra del camino, conquisto este breve suspiro de luz que despierta mis labios y acaricio, irreverente, el destino indescifrable que se acomoda en los puntos suspensivos sobre la mesa.

noviembre 10, 2007

Argent

Marcha adelante
mordiendo fuerte al destino

Cicatrices en la piel
memorias del pasado

en los ojos
un solo reflejo

el ensueño
al final del camino.


Gracias por la fuerza de tus letras, Adonis

noviembre 09, 2007

Ruptura

El mundo está roto
desprovisto de raíces
falto de aliento
gimiendo los lamentos de este siglo roto
desecho a golpes de espanto y de sombras
prisionero de las vitrinas virtuales
duplicadas en cada poro de estas rotas calles
donde mendigan lso amaneceres encantados
que marcaron tanta voces
y ahora, sin rostros
son ignorados por los sonámbulos ojos
de esta humanidad rota
que corre sin detener el aliento de sus pisadas
ni saborear el néctar alado que posa en sus pechos
porque el dogma es vivir moribundo de sueños
divorciado de la humeda canción de la tierra
desterrado de la piel y de la sangre
diluído en números rotos
y palabras rotas.

octubre 19, 2007

Escenario


Más allá de mi piel, de mi boca y de mis manos; un horizonte de luciérnagas y rosas palpita. Voces trasnochadas, perdidas y sonámbulas se visten de arco iris. Caricias menguantes que crecen e invaden la comisura de mis pasos, al rescate de la vida que se escapa a gritos de tambor y silencio.

Cosecha de lienzos, paisajes pintados de arena y viento, arropan este multiplicado ruego de verdes soledades. Respiran las calles y las casas, se pierde el ruido en los callejones, el ruido de los días que se agotan sin prisa ni avisos.

Y yo soy (todos somos) ese breve instante, irrepetible, que estalla y se consume entre lo indescifrable grito que nos despierta y el inmutable dolor que nos despide.

*Foto: Argénida Romero

octubre 10, 2007

Autocelda

Prisionero
esclavo de tus pasos
saludas desde el esquizofrénico letargo
de tu redundante lejanía.
Tu
imposible caricia
letanía de una menguante luna
callas, y encorvas la mirada
desprotegido del amor que matas
con cada interrogante.
Vuelves
cada vez más transparente
diluido en el viento que mece las horas
víctima de la primavera que se marchita
compresiva y consecuente
en las cadenas de tus razones.
Transgredido
te niegas.
Irreverente
te apagas
y golpeas a la nada que te rodea.

septiembre 30, 2007

Carmen



Carmen espera, siempre espera. Mientras, cuela el breve murmullo de vida que la visita, cada mañana, desde la ventana. Un pedazo de cielo, un suspiro de nube, un ruido sin forma, una hoja que tiembla y se precipita al vacío de su mirada.

Y siempre observa, en su rutinaria procesión, a la nada que cruza sus pasos y recibe las manos que tocan las cicatrices de su camino. Extrañas manos que no conoce, pero que le regalan el recuerdo añejo de una caricia olvidada.

Entonces, Carmen cierra los ojos y juega con la canción posada en sus cabellos, y abraza el arrullo de su mirada, de su mirada llena de imágenes sin tiempo.

Regresan sus pasos, escurridizos y silenciosos, cargados de los viejos colores reposados en la paleta de un reeditado ayer que, moribundo y marchito, languidece dulcemente dormido en las paredes.

Y las lágrimas de Carmen llueven, escondidas, tras la sombra de las palabras que se escapan con el reloj y se despiden de su presente. Diluvio sin huellas, que dibuja el efímero canto, colgado en el breve murmullo de vida que se cuela por la ventana.

Así Carmen resucita, cada día más lejana, en su sonrisa.


*Doña Carmen vive en el Hogar de Ancianos San Francisco de Asís. Foto. Argénida Romero

septiembre 15, 2007

Calendario

"La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artifício, logramos sobrellevar el pasado". Gabriel García Márquez.


Desmemoriar al recuerdo cuesta mucho
se necesitan setecientas noches de olvido
-me susurró la mariposa que se enredó ayer en la ventana-
Apenas llevo cincuenta
y aun la sombra de su mirada
ronda este espejismo, atado en los suspiros de la tarde.
Me restan seiscientas cincuenta
para descolgar la sombra de sus caricias vespertinas
y exorcizar las palabras
que todavía se esconden en mi oído derecho.
Además, tengo amontonadas
cuatrocientas dieciocho páginas
de descriptivo idilio y desconcertantes promesas llenas de polvo
y que, junto a las historias de todos los días
reposan en el ruedo de mi falda.
Y en este singular rescate
donde te pierdo y me encuentro
voy sembrando girasoles
para entretener las lágrimas que se escapan en las mañanas
cuando toco la ausencia de tus labios
y comprendo, descalza de pasiones
que tu tiempo se va quedando rezagado
en los pasos que dibujan las calles.
Me restan cincuenta y cuatro semanas, más o menos
de este taciturno ejercicio
en el que te despido a sorbos de madrugada
mientras propongo al reloj
volverte pretérito indicativo de mi ausencia.
Pero todavía me quedan
seiscientas cincuenta noches de olvido
cuatrocientas dieciocho páginas de idilios y promesas
y unas cincuenta y cuatro semanas de taciturno ejercicio
para desmemoriar tu recuerdo.

septiembre 02, 2007

Apuesta


A Patricia y Frank

Después de todo había llegado el día. Algunos reflejos de tensión y cansancio se asomaban en sus rostros, pero nada había logrado apartar de sus miradas la ilusión nerviosa que asomaba sus colores junto a los últimos palpitos de esa tarde.

El la esperaba, ella tomo su mano. Juntos conciliaron sus dudas. Prometieron velar sus incertidumbres y compartir sus certezas. Amparados bajo la omnipotente presencia de lo indescifrable, atraparon la caprichosa sentencia de su corazón entre sus labios.

A pesar de la oscuridad que de vez en cuando se cuela en el destino, de las canciones que se pierden en las calles, del dolor que se acumula en las esquinas, de las sonrisas que mueren en las prisas de los pasos. A pesar de todos y de ellos mismos, estaban ahí. Apostando al amor.

agosto 29, 2007

Regreso

Un día desperté y decidí perderme. Saltar sobre las nubes mientras contemplaba los revoltosos recuerdos posados en mis manos. Sin querer se me enredo el reloj en los cabellos y una lágrima se escapo de la memoria.

Íntimamente acompañada de sueños. De esos sueños con olor a canela que me secuestran de vez en cuando. Sin palabras y sin voz. Absorta ante la inverosímil realidad de mis días.

Silencie mis preguntas. Quizás, pensé, no hay respuestas en este Macondo tan poco mágico. De todas maneras mi cuestionario es muy extenso y esta vida, estoy segura, no me alcanzara para responderme.

Por eso quise cerrar los ojos. Anestesiar las horas. Pero no pude. Abrí los ojos y sacudí los pies. Reclame la presencia de las palabras, las únicas capaces de rescatarme, de hacerme realmente mágica.

Y regrese.

agosto 17, 2007

La búsqueda

Se me extravió. La busque insistentemente en estas últimas semanas. Revise en el closet de las ilusiones mañaneras, en las gavetas donde reposan las palabras imprescindibles, esas que sirven de puente y de testamento, y en los suspiros de las pisadas... pero no la hallé.

Pregunté por su paradero a la mariposa que duerme sobre la almohada, al periódico de ayer que lloraba su olvido, al tiempo derretido sobre la mesa, a las ausencias colgadas en la pared, a la nostalgia del atardecer y al silencio de la noche…pero no sabían donde estaba.

Esta mañana, luego de despedir el letargo de mis manos, mire el espejo…y la encontré.

agosto 03, 2007

Justicia

En estos días en que la Justicia se viste de gala, por fuera, y se pudre, por dentro. En estos días de expedientes muertos. En estos días de fugitivos y condenados. En estos días de equilibrada parcialidad. En estos días aciagos de tinta moribunda y programados silencios...

En estos días he decidido hacer justicia por mi cuenta. Enjuiciar las ambigüedades que duermen a mi lado, condenar a cadena perpetua la certeza de mis respuestas, exonerar las rebeldías y, por qué no, dejar en libertad bajo fianza la incertidumbre de mis preguntas.

Así, tal vez, pueda sobrevivir al oprobio de estas horas y contagiar al que llora a mi lado. Quizás sea la única forma de sobrevivirnos, para que algún día podamos escribir Justicia a tinta viva y anunciarla a grandes voces.

Voces que claman

julio 23, 2007

Las horas del fantasma


Las sombras de mis palabras muertas deambulan esta noche. Espantos de ayeres descansan en mi almohada. Horas de pactar con la soledad, exorcismo de sonámbulos colores.

Vacía de caricias, espero al fantasma de mis lágrimas, siempre puntual a la cita. Me regala fríos besos con sabor a calles marchitas, a pasos cansados…y me mira, y me desnuda. Frágil ante sus manos, vulnerable al susurro de su silencio, desfallezco.

El recuerdo de un atardecer se resbala por mi espalda. Cierro los ojos. Grito, por dentro. Callo, por fuera. Reinvención de la nada que descansa en mis pies. De nuevo, el camino.

junio 24, 2007

Confesiones

Después de tantos pasos llegue aquí. Metamorfoseada, irreverente y apasionada, transgredí mis fronteras y, mortalmente humana, remendé mis vestidos con el canto de la luna que, tierna y solitaria, acuna el delirio de las horas que se me escapan.

Rotos los castillos, solté las amarras y bese al viento que desnudaba las cicatrices de mis manos. Exorcice las pesadillas y convoque al mar y a las estrellas. Descolgué los colores y las sombras…calle.

Entonces, pasee por la frontera de las profecías clavadas en el cielo, llena de nuevos amaneceres. Tome los puntos suspensivos de mi voz más secreta y dibuje nuevas pisadas.

Rebelde ante el ayer y el destino, desate los fantasmas y reinvente el paisaje. Atrape el eterno instante que se me regalaba, intenso y breve, y salí, menos ajena, a sembrar luces, a bailar con las hadas y a despertar las lágrimas que duermen en el mar.

mayo 23, 2007

Dolfi


Los ominosos anuncios de sus pesadillas se cumplieron una tarde de mariposas ausentes, cuando el reeditado murmullo del pasado se hizo un violento grito que le arrebató las alas y las sonrisas.

Su verdugo condenó sus caricias al silencio y robó las formas que, desde sus primeros sueños, dibujo en el vaivén de las penas y las alegrías que bailaban en el boceto de sus pasos.

Desde ese momento Dolfi camina despacio, con la pesada carga del abismo que se habré en su pecho e invade de tristeza el futuro que llueve en sus ojos; mientras sus canciones duermen, dolorosamente heridas, en su garganta.

Le anuncian que la justicia ha llegado, como siempre retardada. Su verdugo, victimario y victima de estos tiempos de sombras, guardará su rabia tras las rejas y el olvido. Pero a ti, Dolfi, ¿a ti quien te devolverá las alas?





El 25 de noviembre del 2005, Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, el ex compañero de Dolfi González la agrede con un machete, cortando sus dos manos y hiriéndola en la cabeza. Dieciocho meses después, su agresor es condenado a 30 años de prisión. A pesar de que sus manos le fueron reimplantadas Dolfi, de 19 años, no podrá volver a usarlas jamás, debido a los daños permanentes sufridos por la severidad de las heridas.

mayo 22, 2007

Extrañarte

Es sentirte tan levemente cerca como para tocar la comisura de tu aliento en mis labios y aferrarme, taciturna y encantada, a la mortal ausencia de tu silueta.

Es contar el tiempo de un fin sin un comienzo, donde se derrite el ruido de las calles y el fantasma de tus pasos roba lágrimas al camino.

Es tocar el suspiro que dejaste olvidado junto a los puntos suspensivos de tus promesas y que ahora agoniza junto a mi cama.

Es saber que te vuelves dolorosamente ajeno al color que ronda el horizonte y que se cuela, puntual y silencioso, por la ventana.

Es despedirme poco a poco de tu voz….para tratar de volverte silencio.

abril 23, 2007

Memorias

"El recuerdo es una manera de encuentro", Gibrán Jalil Gibrán

Siempre regresan despacio, ruidosas y persistentes como la gota que canta al olvido las noches de lluvia llena. Y el aliento de las calles se llena de colores con olor a trinchera, con sabor de guerras pasadas.

Entonces, te atrapa la melodía que dejaste colgada en un abrazo, dos mil quinientos cincuenta y cinco días atrás, y te quedas a merced del tintineo azulado de su aroma. Abres el alma, recién nacida, y se te escapan las luciérganas lunares que una vez, hace una eternidad de amaneceres, robaste al sueño de una promesa.

Desarmada, mortalmente ajena al leve presente que duerme en tu regazo, deletreas las palabras que cuelga de la pared, esas que no han huido a pesar de los conjuros sembrados en los miles de atardeceres estériles de voces y alas.

Llegan y se posan en el florero vacío, ansioso de flores lejanas; en las hojas sobre la mesa, signos del silencio; en el ruido ajeno, preñado de voces extrañas; en el ritmo lento del reloj, dueño de los duendes y las hadas.

Dulcemente mortales, transgreden los límites de la quietud y secuestran el libreto de las escenas repasadas. Ahora, eres tú con tus memorias, colgadas al viento sin luces ni máscaras.

marzo 31, 2007

Entre la piel y el alma


La lluvia llega y la acaricia. Simple y estática se le han olvidado las razones, las palabras y las preguntas. Ahora solo es ella, cardinalmente ella. Mujer y soledad, mujer y canción, mujer y estrellas.

Sin nada que esperar, entrega la luz que se le derrama por las manos, ofrenda de amor, de pasión y de ternura. Abraza y teje colores con su voz, abraza y siembra primaveras en su camino, abraza y cierra los ojos para ver el cielo en su piel.

Dulcemente Venus, diosa del silencio y las lágrimas, renace beso a beso, contando las mariposas que revolotean en sus quimeras, en sus olvidos. El tiempo se eterniza en su pecho y sin contemplaciones le arranca el último suspiro.

Ahora se viste de girasoles, mientras el atardecer cae a sus pies y, eternamente propia, danza con la música que nace de su alma y sus sueños.

*Imagen: Estudio para "Mi mujer desnuda mirando su propio cuerpo transformarse en escalones, tres vértebras de una columna, cielo y arquitectura". Salvador Dalí

marzo 08, 2007

Mujer


Guerrilleras de la cotidianidad, armadas de dulces terquedades para sobrevivir a sorbos de sonrisas y lágrimas. Compositoras de esa melodía que permite al mundo sostenerse en su eje.

Costureras de las heridas de la historia. La sombra, cada vez más luminosa, de los aplausos de los siglos. Indispensables en las derrotas, necesarias en los triunfos. Silenciosamente audibles en el eterno suspiro de los días y en el insomnio de las noches.

Mitad y complemento. Santas y pecadoras. Libres y esclavas. Hechas y deshechas. Pero, ante todo, hacedoras de la magia que sostiene la verosimilitud de los sueños.



*La fotografía corresponde a una escultura hecha por Miguel Mella y forma parte de la Plaza Taina (Jarabacoa, provincia La Vega). Foto: Argénida Romero.

febrero 13, 2007

Amor

“No hay disfraz que pueda largo tiempo ocultar el amor donde lo hay, ni fingirlo donde no lo hay”. François de la Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.


El amor es, quizás, esa monótona mirada y el aliento de su piel. Ese despertar puntual de sus manos. Cotidianidad de lugares comunes, sonrisas hiladas, lágrimas compartidas y diferencias concensuadas. Esa efímera eternidad atrapada en los años, pero aún con la dulce sorpresa del segundo acunado en sus brazos.

El amor es, quizás, ese lejano sueño de cuerpo ausente. La forma de sus huellas en la nostalgia y el suspiro de sus labios. Las palabras que quedaron rezagadas en la burocracia de las apariencias, porque la última campana del tiempo, siempre puntual, no da espacio para despedidas detalladas.

El amor es, quizás, ese teatro de dos en donde se finge lejanías. El baúl donde se guardan las caricias y los besos hasta la hora prudente de la desnudes del alma. El engaño agridulce del sentimiento condenado y oprobioso. Una suma de complicidades y culpas que alcanzan para comprar la careta de todos los días.

El amor es, quizás, ese primer rubor de las mariposas revoltosas posadas en las manos. El estreno nervioso del deseo, que nace sin permiso e invade todas las horas de todos los días. El dulce aprendizaje de aquello que descubrimos, sin manuales ni instrucciones, al ritmo presuroso de nuestra piel y nuestros ojos.

El amor es, quizás, esa sorpresa no esperada que trastoca los límites. Esa intrusa presencia que cuestiona el presente y empuja a cambiar de rumbo. Una renovada cuota de caricias que resucita y enseña que la peor soledad es aquella que nace del beso fingido.

El amor es, quizás, la lluvia que martilla las hojas blancas tiradas en el piso, mientras miras esperando sin esperar, dibujando las pisadas. Es esa canción que hace de tus manos una ofrenda, de tus ojos un camino y de tu palabras una esperanza.

El amor es, quizás, un poco como el universo…inmenso e indescifrable.




febrero 08, 2007

Una historia de amor

A mis amigos Y y G, los protagonistas de esta historia verdadera. Gracias por prestármela.

Ella había vivido el amor de sutiles colores y calmadas canciones. Irremediablemente chispeante y casualmente nómada, sobrevivía a sus propios sueños y pesadillas, mientras contaba estrellas y a veces esperaba (todas somos algo Cenicientas) algún capricho del destino que hiciera crecer soles en su corazón.

El capricho quiso, con anuencia del destino o no, llevarla algo lejos a un encuentro de casualidades solares. Y ella, inocente victima de su esquema, bautizó como imposibles las mariposas que, entre risas y lágrimas, nacieron con él.

El había elegido amar lejos del amor hecho de piel, antes de encontrarse con ella. Desde su sacerdocio construía senderos en donde se estacionaban los olores de la primavera, los colores de otoño y la soledad del invierno. Pero el verano intenso y diáfano lo conoció en la mirada de ella.

El y ella, en una dolorosa combinación de amaneceres robados y besos fugitivos, decidieron apagar los soles. Pero el amor se les derramaba a cantaros en un indetenible soneto de palabras entrecortadas y las azules caricias, fuertes como olas, se les quebraban en las manos.

El decidió cancelar sus dudas y cambiar de estación, con la anuencia del Dios que conoce de destino y de caprichos. Ella tomó sus mariposas y decidió romper sus esquemas. Ahora ambos tejen caminos en el mar.



enero 26, 2007

Duarte


Soñó primero. Soñó con un suelo para la libertad y en un nombre para dibujar los contornos de la sangre que latía en cada centímetro de una tierra, su tierra. Dibujó un ideario de alas sin grilletes. Así lo soñó, dicen, frente al mar y bajo el cielo, y ante ellos entregó su esperanza.

Otros soñadores se le unieron y juntos empezaron a hacer realidades. De tres en tres, contagiaron a muchos. Unos, en un delirio sincero de su libertaria enfermedad, deshicieron grilletes. Otros, ocultos y rapaces, se confundieron tras mascaras para luego destrozar a golpes de ambición la recién nacida nación.

Y lloró. Desde dentro. Exiliado y repudiado. ¡Cruel primer aniversario! Declarado traidor, huérfano de su recién logrado sueño. Rodó la sangre de los delirantes, pecho en alto y ruedos amarrados, como un regalo oprobioso a la Patria.

Lejos siguió construyendo. Su sueño, que se convirtió en el de muchos, había sido mancillado, pero no destruido. Entregó hasta el último aliento de sus pasos, sin esperar más nada que ver aquella soñada Patria, hija de su azul promesa, plenamente herida de golondrinas y cantos.

Y en la tierra de otro hacedor de libertades, se agotaron sus pasos y se apagaron sus ojos. Olvidado, tristemente grande, nuestro soñador, nuestro Juan Pablo Duarte, extraño la Patria, aquella parida por sus manos, y la de muchos otros, la digna Patria de sus sueños. La digna Patria de nuestras realidades.

enero 12, 2007

Utopías

A Amaury Germán Aristy, Virgilio Perdomo, Bienvenido Leal y Ulises Gerón.
Hace tiempo crecían por todas partes. Se podían encontrar fácilmente, coloridas y alegres, entre las líneas inconclusas de las manos que cultivaban la luz en la tierra, en la transpiraración del horizonte y en el permanente murmullo los sueños colgados en el pecho.

Eran tan inmensas que cubrían el oprobio de esperanza. Tan intensas que, a pesar de sus crucifixiones diarias, resucitaban a cada paso, redimiendo la razón del presente y el deseo del futuro.

Hoy son parte del recuerdo, envejecieron aniquiladas por las burlas de los inquisidores de la fe del tener y no ser. Pero si observamos con atención el paisaje, podremos distinguir el color alegre de muchas que, a pesar de todo, ha logrado sobrevivir.

enero 02, 2007

Puentes

Los puentes son necesarios. Siempre unen dos mitades, dos partes alejadas. Es el hilo por donde corren la diferencias para hacerse diferencias asimiladas…y en algunos casos igualdades concertadas.

Los hay tan cortos, que a menos de veinte pasos viajamos de una dimensión a otra. Los hay tan extensos, que se nos pasa una breve eternidad en descubrir el aire que se respira del otro lado.

Unos unen países, ciudades, campos y aldeas; otros, soledades, alegrías, lágrimas y caricias. Los primeros, los inauguran las aspiraciones de desarrollo. Los segundos, la necesidad de dejar de ser islas y convertirnos en continentes.

Los que unen países, ciudades, campos y aldeas, corroídos por el tiempo, necesitan reparaciones para no caer, para seguir funcionando. Los que unen soledades, alegrías, lágrimas y caricias, corroídos por el tiempo, necesitan el calor de una mirada, para que sigan fluyendo los sueños.

Pero los puentes no son eternos. Muchos perecen, deben hacerlo, para dar paso a otros. Los que unen países, ciudades, campos y aldeas se renuevan para dar paso a los más modernos, más eficaces, más adecuados.

Los que unen soledades, alegrías, lágrimas y caricias se renuevan a cada paso, cuando las palabras se convierten en palomas. Pero cuando desaparecen, a diferencia de los que unen países, ciudades, campos y aldeas, cuyas memorias mueren con ellos, nos dejan una cicatriz donde siempre nace un arco iris.