septiembre 30, 2009

En Ping Pong


En su onceava edición, la revista literaria Ping Pong abre un espacio para los jóvenes poetas dominicanos. Agradezco a sus editores Frank Báez y Giselle Rodríguez la inclusión en esta lista, porque como hace referencia esta publicación en su editorial -en palabras de recien fallecido poeta costarrisence Felipe Granados- "Porque los poetas y el mundo se están acabando desde siempre".

Aquí el enlace: Selección poesía joven dominicana

De paso les dejo uno de los textos del poeta Felipe Granados. Letras desnudas y eternas:

El último día de vida

La voz temblorosa me pregunta qué clase de animal me gustaría haber sido, yo digo que un conejo de peluche al que se le cayó un ojo de botón de tanto afecto que le dio su dueño, a saber, un niño de 6 años, como Juan.

El silencio que sigue dice mucho. Del otro lado del teléfono alguien que me quiere bien, elige las palabras… no puede… no hay manera de decir esto de una forma bonita.

Voy a morir.

Mi último día debería empezar temprano, muy temprano, tratar de ser metódico, práctico, cosas que nunca fui en mi vida. OK, un intento. El último.

7:30 a.m. Escribir que no quiero ningún ritual que pase por las manos de ninguno de los dioses conocidos. Quiero que sepan que me sentí tranquilo la noche en que maté a dios, dormí como un bebé, sin miedo ni del infierno ni de ese otro gran abismo al que todos llaman cielo. Que para mí la literatura, o más bien, los libros y escribir, cumplieron con todo lo que a otros daba dios: consuelo, esperanza, castigo y una forma —no mejor ni peor— de tratar de explicarme qué mierda era la vida.

8:00 a.m.. Arreglo que me quemen, tres partes iguales de mí llegarán cada una a un lugar diferente: el volcán Irazú, el lugar donde estuvo mi primera casa en el mundo y el Puerto. En esos tres lugares fui feliz.

8:20 a.m. Una taza de café y varios cigarrillos, me juré que a las once de hoy dejaría de fumar; yo cumplo, trataré de no pensar en otro tiempo, en otras tazas de café y cigarrillos, ya lo dijo De Cuenca: la nostalgia es un burdo pasatiempo.

8:30 am. Lloro, lloro, pero sigo haciendo cosas, mientras tomo una ducha, mientras me afeito, mientras entro por última vez en ese milagro del calzoncillo limpio, lloro y me miraré al espejo para ver qué se siente ver a la cara a un hombre muerto que llora.

9 a.m. Me limpio la cara, salgo de mi casa a desayunar con mis hijos, Juan y Lucy, los beso despacio y me voy.

10:00 a.m. Tomarse las pastillas, no olvidar las pastillas, aunque ya no sirvan para nada, continuar el ritual de las pastillas, sentir el gusto idiota de hacer algo sabiendo que no sirve para nada.

10:20 a.m. Llegar a San José. Caminar por el pasillo de las flores del Mercado Central y no pensar en otra cosa que las flores.

10:40 a.m. Sentarme a conversar con un extraño sobre nada, de lo que él quiera: fútbol, política, Latin American Idol, no caer en la tentación de juzgarlo, no sentirme mejor que el otro, no sentirme.

10:45 a.m. Buscar mi marisquería favorita y pedir un ceviche, una sopa y camarones.

11:30 a.m. Llamar a mi mamá por teléfono, decir gracias.

11:45 a.m. Dejar de fumar, yo cumplo, tarde, pero cumplo. Volver a mi casa.

12 en punto. Buscar el noticiero de radio que justo a las doce pasa el “Avemaría” de Perry Como y recordarme cuando era niño y me ponía el uniforme de la escuela.

12:15 p.m. Terminar algo de lo que he estado escribiendo.

1:00 pm. Llorar otro poquito y ver La Mansión Forrester para amigos imaginarios y reírme de Blu, reírme mucho, si es posible con Juan y Lucía en mi cama.

2:00 p.m. Poner mis canciones favoritas.

2:30 p.m. Leer El principito, el último monólogo de Novecento y los capítulos finales de El dios de las pequeñas cosas.

6:00 p.m. Llamar a un amigo, decir gracias.

6:30 p.m.Preparar una cena decente para mí, y ponerme ropa bonita y tratarme como al mejor.

7:00 p.m. No hacer las paces con mis enemigos, no perdonar los crímenes contra mí, no sobornar al perro más grande de las culpas con ninguno de estos actos.

7:30 p.m. Cenar, comer un helado, recaer con un cigarrillo y no sentirme mal.

8:40 p.m. Llamar a ese numero que recuerdo tan bien y que no volví a marcar desde hace mucho, escuchar la voz en la contestadora y no decir lo que tengo que decir, después del tono.

9:00 p.m. Poner Nina Simone, mucho Nina Simone.

9:00 p.m. Pensar en aquel astronauta falso que vi una vez, pensar en lo que dijo: “Para ser alguien que nunca estuvo preparado para vivir en este mundo, creo que lo voy a extrañar”.

10:00 p.m. Quitar de la refri la foto donde estoy junto a mis hijos.

10:05 p.m. Llorar hasta dormirme.

11:00 p.m. Dormirme.

12 en punto. Soñar con conejos de peluche, tuertos, pero felices.



P.D. Algunos post recientes están ahora fuera de línea. Les aseguro que es por una buena causa.

septiembre 28, 2009

Escapar

La Huida. Mariana Rodríguez Rivero


Tras tus pasos
la sombra del lobo
marcó su estrategia de puñales
cercó el oscuro presagio de las calles
a tu alrededor
y atacó la luciérnaga que tejía sueños en tu boca

entonces

Todo fue silencio de hojas secas sobre la cama
letargo de horas sin tiempo
señal de la bestia
atada a tu espalda

de caminos sin caminos
acumulados en tu agenda
niña bonita
niña desgarrada.

Perotu voz sobrevivió
al estropicio de tu piel ajada.
Tu voz de puertas
tu voz de ventanas.

septiembre 16, 2009

Voces poéticas en la red

En esta semana he leído poemas de Idea Vilariño, Gioconda Belli y Wislawa Szymborska. He disfrutado mucho está experiencia, gracias al internet, y me embarcaré en la tarea de encontrar poemarios de estas poetisas -acepto regalos :)

Otra cosa que quiero compartir con ustedes, y que me ha emocionado mucho, son unos videos de YouTube donde pude disfrutar a Gioconda Belli recitando sus poemas y la voz de la propia Alfonsina Storni declamando Tu me quieres blanca. Les confieso que escuchar la voz de Storni, fallecida en 1938, me puso casi al borde del llanto sublime. Gracias a la tecnología por existir y gracias por los que bien la utilizan.

Aquí pongo los videos y agrego uno donde Idea Vilariño recita uno de sus poemas más conocidos.





septiembre 09, 2009

Hay un país en el mundo: 60 años


De los poetas dominicanos, que tengo a dos o tres de fantasmas de cabecera, Pedro Mir es especial. Después de Altagracia Saviñón y de Fabio Fiallo, Mir fue el tercer poeta dominicano que leí. A pesar de la estética que me separa de él, leerlo es como viajar por una marea suave donde se mezcla la visión del hombre enamorado, la del despecho, la de la utopía, la del desagravio, la del paisaje dominicano, la del deseo de un futuro mejor para un país tan hermoso y contradictorio como el nuestro.

Hoy, hace exactamente 60 años, Mir escribió el poema que se ha convertido en el estardante lírico de la dominicanidad. Hay un país el mundo es un canto sincero, dolido, enamorado...a la patria en la que creía y descreía, de la que tuvo que partir la exilio y a la que regreso para convertirse en un espejo y testimonio de su generación.

Aún tengo a medio leer una antologia de sus poemas, publicada por Ediciones Calíope. Se las recomiendo.

Aquí les dejo un fragmento del poema Hay un país en el mundo. Más abajo, el audio de un fragmento de este poema en la voz de su propio autor.

Hay un país en el mundo

Hay
un país en el mundo
colado
en el mismo trayecto del sol,
oriundo de la noche.
Colocado
en un inverosímil archipiélago
de azúcar y de alcohol.
Sencillamente
liviano,
como un ala de murciélago
apoyado en la brisa.
Sencillamente
claro,
como el rastro del beso en las solteras
antiguas
o el día en los tejados.
Sencillamente
Frutal. Fluvial. Y material. Y sin embargo
sencillamente tórrido y pateado
como una adolescente en las caderas.
Sencillamente triste y oprimido.
Sinceramente agreste y despoblado.

Poema completo