junio 14, 2019

Sontag y la voz en el motoconcho

Leo un libro de ensayos de Susan Sontag. Se llama Estilos radicales. Fue publicado en 1967.

Ese libro reúne ensayos sobre la pornografía; Cioran y pensar contra sí mismo; la estética del silencio, teatro y cine, la película Persona de Ingmar Bergman y de Jean-Luc Godard.

Es un paseo por otro tiempo. Sontag habla de un presente en esos ensayos que es un pasado extravagante para mí. Aunque con el de la pornografía me entere que no todos asumen a Sade como lo mejor de la literatura erótica y que existen dos novelas: Historia de O e Historia del ojo, que debo buscar; y que Cioran será una lectura complicada para mí el día que decida leerlo.

Pero lo más ajeno de leer para mí fueron los ensayos sobre la película de Bergman, de quien no he visto ninguna película, y de Godard, de quien tampoco he visto ninguna película. Tanto así, que cuando estaba en las primeras páginas de Godard decidí hacer algo: activar la lectura en voz alta de la tableta.

Era como escuchar una conferencia.

Así escuché una voz automatizada, que no lo es tanto como pensaba, hablarme sobre el cine de Godard, el uso de los objetos en el cine de Godard, la improvisación de guión y escenas en el cine de Godard, el examen del lenguaje en el cine de Godard, de una película de Godard que se llama La China, en que estudiantes radicalizan la revolución cultural de Mao, y de como en esta película borran los nombres en una pizarra de los escritores occidentales.

¿Saben que fue lo mejor? Escuchar la voz femenina automatizada hablar de Godard mientras iba en un motoconcho. El viento pegándome en el rostro y escuchando que Godard hizo una película que se llama Una mujer es una mujer; miraba el cielo sin nubes y la voz me relataba las inquietudes de Sontag sobre el cine de Godard, de sus intereses sobre el cine de Godard, de las influencias del cine de Godard, de como Godard incluía una entrevista con un extraño en una de sus películas, de como inició una filmación improvisando el guión. Godard, un cineasta del que no he visto nada y de quien Susan me contó lo que pensaba de él, mientras agarraba mi cartera y veía el hilo de los audífonos salir del extremo derecho del ziper.

Godard y los 36 grados de temperatura.

¿Habrá conocido Godard el Caribe?

Ahora leo el relato que Sontag hizo de una visita a Hanoi, en plena guerra de Vietnam.