Les confieso que tengo una especie de bostezo literario con la Feria Internacional del Libro.
Al igual que su edición del año pasado, esta vez fui por momentos muy específicos y por poco tiempo. Mi razón principal es que se me hace demasiado caótica para llevar a mi hijo, que aún no cumple dos años. La otra razón, tengo en el librero lleno de libros por leer. No, no puedo comprar más libros.
Los que han estado interesados en la FIL 2014 y leído sobre sus críticas, buenas y malas, sabrán que el Ministro de Cultura llamó a consultas para ponderar esas críticas y aplicar cambios. Dijo que serían antes de que mayo terminará. Faltan seis días para que mayo termine y no me he enterado de si están en curso, si se han celebrado o no. ¿Se realizarán? Espero...
...y lo espero porque desde mi punto de vista la Feria Internacional del Libro debe repensarse. Una Feria del Libro cuyo espacio físico está lleno de stands gubernamentales totalmente ajenos a la educación y literatura y que solo aportan ruido y confusión; la casi nula promoción a la lectura antes y después de la FIL (como si leer un libro solo es importante durante el espacio ferial); la ausencia de una política que permita agenciar una interacción entre escritores y editores son los puntos que veo más urgentes.
Hay detalles que harían mucho también para mejorar la FIL, como evitar que coincidan en espacios cercanos una actividad musical y un conversatorio o taller y retirar todos los stands gubernamentales no relacionados con aspectos relativos al libro. Y claro, evitar excesos como los del Ministerio de Educación y su stand de 18 millones de pesos.
Puntos buenos que destacar fue una organización más armoniosa de los espacios dedicados a los libros, que redujeron los dedicados a la venta de comida, y que la molestosa tarima de canal 5, donde ponían música a todo volumen y aparecían mujeres bailando en poca ropa, no estuvo presente.
Sobre la actividad de Ernesto Cardenal...me he detenido mil veces en mis notas porque me hubiese gustado escribir una crónica de su recital, en donde como un abuelo a sus nietos contó su vida al ritmo de sus poemas. Dejar constancia de que solo me gusta su poesía amorosa, de esa primera que escribió, no su poesía panfletaria, y que en su recital me enamoré de un poema que creo dijo se llama "Aparición en Hamburgo", de cómo intente acercarme a él para hacerle algunas preguntas y de cómo no lo logré (ni siquiera pude cruzar un saludo como lo hice con Juan Gelman)...Pero el tiempo para escribir se me ha hecho corto en estos días.
Les dejó un vídeo que hice del recital y el audio de una charla, que promocionaron como conferencia y que me facilitó el periodista Bienvenido Scharboy, que ofreció Cardenal el día de la inauguración de la FIL, cuando recibió el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña, premio con el que también fue galardonado Eduardo Galeano que supuestamente no vino a recogerlo en persona por problemas de salud...pero extrañamente estuvo semanas antes en una Feria del Libro en Brasil. Cosas veredes.
Y no puedo dejar sin mencionar a Frank Báez. A las pocas actividades que asistí estuvo la de la dedicatoria a este escritor de una de las calles de la Plaza de la Cultura, lugar donde se monta la Feria del Libro. Merecido, un escritor que vale la pena siempre leer y escuchar leer.
Aunque el clima caluroso del día hizo de las suyas en su ropa. Cosas del Caribe.
2 comentarios:
+1000 --- "...la ausencia de una política que permita agenciar una interacción entre escritores y editores son los puntos que veo más urgentes".
Y.
Así es Yalo. No entiendo como es posible que, fuera de los escritores empleados en Cultura, no se habilite una política de intercambio editorial en la Feria del Libro...se cojea mucho de ese lado.
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