noviembre 14, 2008

Tiempo de espera

En los afanes de lo cotidiano se me pasó algo importante a principios de este mes. Un cinco de noviembre, hace cuatro años atrás, nació El diario de la Rosa. En ese entonces no era un blog, era una columna virtual que enviaba a mis contactos agregados en Hotmail.

Recuerdo que en ese entonces estaba desempleada (a veces eso ayuda a la creativdad) y había terminado de leer la novela En nombre de la Rosa, de Umberto Eco. Ese día (ese 5 de noviembre) estaba, como todas las mañanas, bebiendo café y observando una planta de flores amarillas, de girasoles silvestres. Me gustan los girasoles, me encantan. Pensaba sobre muchas cosas...en algún momento sonreí. Minutos después, frente a mi PC, nació El diario de la Rosa.


Esta fue la reflexión que nació ese día.


Tiempo de espera

No tenia ya esperanza. Hace casi un año que la traje a casa y trate de acomodarla lo mejor que pude. Confieso que la descuide un poco y que, fruto de ese descuido, recibió algunos maltratos; pero siempre salí en su defensa, hasta cuando todos rechazaban su “inútil presencia”.

Esta semana decidí prescindir de ella. A momentos me resistía a la idea de no verla más, había abrigado tantas ilusiones con ella que, en honor a la verdad, me sentí incapaz de arrancarla de mi lado. Así que le di una última oportunidad.

Ayer en la mañana, después de pasar algunas horas tecleando frente al computador, me dirigí a la cocina en busca de café y algo me detuvo. Al mirar hacía el pequeño patio de mi casa, en donde hemos improvisado un jardín, comprobé que la espera valió la pena.
La planta de girasoles silvestre que había sembrado hace casi un año me ofrecía el dulce color amarillo de su primera flor.

4 comentarios:

Ariel Santana dijo...

Dentro de las muchas cosas que compartimos en común están los girasoles y la obra cumbre de Umberto Eco. Por cierto el día que terminé de leer ese libro también me dije a mi mismo: "Mi Mismo no te puedes morir sin escribir un libro!"

Franklin P dijo...

Umberto Eco... El nombre de la Rosa... Recuerdo que cuando terminé de leer esta novela, me pregunté a mí mismo: "cuánto será el tiempo prudente que tendré que esperar para volver a leerla, sin parecer fanático?". Le hice este comentario a un amigo y me dijo: pues tú no sabes na muchacho, léete el péndulo de foucault para que goces.

Así que estoy en espera de que alguien me pregunte qué quiero como regalo de navidad.

Este comentario, que se ha hecho un poco largo, era para decirle estimada Argénida, que si todo el universo de El diario de la Rosa nació de la obra del gran Eco, era la mejor premonición de hasta donde llegaría. FELICIDADES!!!!

Lyn Castle dijo...

Como siempre, excelente el contenido de tu blog!

XD!

Tengo nuevos Post en el mio, muy interesantes! Te espero........

www.miblogdominicano.blogsot.com

Argénida Romero dijo...

Ariel: Espero con ansias esa futura novela. Me encanta tener esas cosas en común contigo. Por eso me encanta Vang Gohg: dibujo flores amarillas siempre, eran sus favoritas.

Franklin P. El Péndulo!...lo quiero de cumpleaños (por si alguien se interesa...jejej...y cumplo el próximo mes). La novela de Umberto Eco -El nombre de la Rosa- me dejo con una buena sensación en los ojos y mejor cuando vi la adaptación de las novelas, un caso excepcionalmente bueno a juzgar por los desastres que usualmente terminan siendo las adaptaciones literarias en el cine.

Joly Castle: Gracias por tu visita y tu piropo. Ando de visita por tu blog también...luego te cuento.