enero 14, 2025

14 de diciembre

Los primeros diez días de un año nuevo son un espejismo de impulso. 

Hay que aprovecharlos, creerse bala, proyectil, y tratar de dar en el blanco de la herida que los días que, luego, serán solo eso, días para gastar hasta que nos gastemos. 

Al final, el fin y el principio de un año es una convención discutible, pero neciamente necesaria.

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Empecé a escribir un poema. 

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Me deben trabajos. Una corrección desde julio. Y una redacción de un documento tan armado de hastío, esperas y remiendos, cuya utilidad venció hace meses, pero al parecer tiene alguna vigencia en ese universo tan confuso de los imprescindibles sin importancia.

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Crisis materna.

Hijo temperamental.

Madre premenopáusica. 

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Mi abuela cumplió 93 años. Se me hace más presente y concreta a medida de que se hace más liviana. 

Ya sé cuánto cuesta velarla y enterrarla. Trámites de precaución ante lo inevitable.

¿Y si muero primero? Moriré sin alcanzar su liviandad y eso sí que es una tragedia.

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