febrero 25, 2011

Encuentro




Tenía siete años cuando conocí la muerte.
Estaba distraída, ella,
pendiente del llanto
dándole la mano a algunos temerosos
cabeza abajo, sacando cuentas

modelando sus fanfarrias de niña macabra

y yo, que solo sabía de juguetes y risas,
observaba el rostro que la miraba
desde el ataúd.

3 comentarios:

Franklin P dijo...

No nos deje así, Poeta, díganos qué vio en ese rostro.

Franklin P

Carolyn dijo...

Secundo al poeta... Que vió???

Argénida Romero dijo...

Era un espejo.