octubre 11, 2006

En la frontera


Estuve allí. Zona de nadie y de nada. Mi mirada cruzó (¿a pie?) la turbia línea que sirve de fin y comienzo, todo depende del lado en que se este. Para mí, el fin, un límite; para él, detrás de la puerta, quizás un comienzo…

Tosco, me miró y cuestionó la interrogante dibujada en mi rostro. “¿Por qué me tiras foto?”, me preguntó. Yo no respondí. No tenía respuesta. Sólo sentía una avalancha de pensamientos, atropellados pensamientos, que atacaban la soleada claridad de ese día.

Pensé en las razones que lo mantenían recostado, tras la reja, mirando hacia el otro lado y en su mirada encontré la mirada de millones de otros, otros que quieren cruzar, que quieren marcharse, buscar otras cosas más allá…

Pensé en los “mojados” mejicanos, enfrentados con una pared que se levanta; en los africanos hacía España, aventureros del mar y la muerte; en los dominicanos, improvisados marineros de la esperanza…

Pensé en mis padres, caminando en el suelo extranjero, ajeno y prestado, tejiendo esperanzas y en mí, hija adoptada de una tierra que no me vio nacer, pero que si me ha visto crecer…

Pensé en la irresponsabilidad de los que dividen, de los que marcan las fronteras, de los que cierran horizontes y nos obligan a buscarlos en otra parte…

Pero sobre todo, pensé en las otras fronteras, las que se llevan por dentro, las que carecen de vigilancia, las que nos convierte en seres humanamente ajenos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Retrato de sueños encerrados y esperanzas aprisionadas por la linea que divide la tierra que se declara ajena y propiedad de nadie.

Dios bendiga tu prolifera alma.

indpendient dijo...

yo nunca te digo nada , pero bien, muy real muy pur@

Anónimo dijo...

queridos míos… sus palabras son una linda compañía en medio del desvelo.