agosto 16, 2023

8 de agosto

Vacaciones.

Retrospectiva.

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Empecé un proceso burocrático. Renovación de pasaporte. Una certificación de una nacionalidad ya concedida. Reunir documentos, pagar más impuestos, depositar documentos. Esperar.

Certificar lo que me fue dado, y lo que era antes de que me fuera reconocido, ser hija de mi madre y, por consiguiente, ser hija de su pasado, de su herencia, del suelo que pisó, del país donde la suerte mandó a que naciera y del que huyó y en esa lejanía fui concebida.

Pero soy también la hija del retorno.

Una semana antes de finalizar mis días de descanso me dieron la constancia de ello.

***

Día de los padres.

"La ausencia de un padre siempre será una fuente en la que se tiran monedas pidiendo un deseo. Por razones que sé, miro a mi alrededor y siento que eso que llaman figura paterna fue siempre (es siempre) una fuente en la que he lanzado monedas, pero es probable que de allí, de ese hueco lleno de monedas, se me haya concedido uno de los más bellos anhelos: un padre presente para mi hijo".

Un párrafo de un texto que escribí hace seis años.

Sigue vigente.

De todos modos, hace diez años me hice huerfana a través de la poesía. Hice lo que hacen las poetas que tiran monedas a la fuente del deseo paterno. Maté a mi papá.

A veces lo llamo.

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Noticias inesperadas.

Un supuesto milagro, me dicen. 

Yo solo miro la posibilidad de otra vaciedad.

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Leer. Leer mucho.

Escribí el poema de la rabia que sumará a ese poemario que dicen que es bueno, pero es muy pequeño para ser libro, que necesita más páginas, que no alcanza para un lomo.

Sigo acumulando rabia para escribir.

También acumulo alegrías.

Y las dudas que viven entre la rabia y las alegrías.

Construiré un lomo.

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No hubo playa.

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Saludé gente, me reuní con gente, abracé gente, me reí con gente.

Caminé mucho. 

Fui al cine acompañada. Fui al cine sola.

Sobreviví el susto de ir sola en los taxis.

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Un hijo que crece. Nos gritamos, nos perdonamos, nos abrazamos.

Empiezo a conocer sus fisuras, sus colmillos, su sed, sus flores, el tamaño de sus aciertos, el reclamo al amor que de a poco se convertirá en mazo contra mi espejo.

Estoy orgullosa.

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Tengo nuevo pasaporte.

Posibilidades.

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Volver al trabajo.

Todo sigue igual.

Puede ser una buena noticia.


2 comentarios:

Víctor Manuel Ramos dijo...

Que tragedia que no hubiera playa. Yo estoy lamentando ir solamente una vez en lo que va (queda) de verano. Y lo de la madre y el padre, bien se entiende...

Argénida Romero dijo...

Extraño un poco la playa, aunque no sé nadar. Pero veré en que momento me cobro el no ir en verano.

Ver a nuestros padres y vernos a nosotros como padres. Un lío entendible.