Primero de abril de 2006.
Cuando lo recordé, la semana pasada, hice un ejercicio de mirada hacia atrás. ¿Cómo era Argénida en esa fecha? Recuerdo que tenía pocos meses de empezar un nuevo trabajo, debía llegar temprano a la oficina y en un momento decidí comprar un florero y llevar rosas para decorar mi cubículo.
Las rosas las compraba de camino, antes de las siete de la mañana, en el Mercado Modelo de la avenida Mella, aunque iba por la parte de atrás, desde la avenida México bajaba por la calle Del Monte y Tejada. Allí hay varios puestos de venta de flores. A esa hora los camiones tenían pocos minutos de haber llegado y descargaban las flores, de todo tipo. Ahora que lo pienso era como una especie de jardín andante, sin raíces, que pasaba de una mano a otra. El olor a perfume que te emborrachaba, los pétalos y hojas que caían en la calle, ese presencia de boda, santería o funeraria dependiendo si pasabas cerca de los gladiolos, de los claveles o de los girasoles.
También me recuerdo mucho más inocente, más atada, aun viviendo de los recuerdos de la niñez como único puerto. Me recuerdo enamorada, imprudente y dichosamente enamorada, sin sospechas de las lecciones que vendrían, ni de las liberaciones, ni de la muerte que me resucitaría.
Era otra Argénida, sin duda. Y las primeras publicaciones en este blog son elocuente herencia de esa voz que ya no me pertenece.
Sonrío al recordarme. Si pudiera decirle algo a esa chica de 25 años que compraba rosas todas las mañanas... me callaría. La observaría de lejos, orgullosa de ella y de su inocencia, y de su puerto de recuerdos, y de su alegría de saberse imprudente y dichosamente enamorada.
Supongo que es una forma de decir que me alegro de mantener aun en línea este blog, catorce años después.
Gracias a todos los que alguna vez han pasado por aquí, que han comentado y que han leído alguna de las 347 entras (348 con esta).
"Stat rosa pristina nomime, nomina nuda tenemus". ("De la rosa no nos queda sino el nombre").
El nombre de la Rosa, Umberto Eco.
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2 comentarios:
¿No es maravilloso que tengas este recuento de la otra Argénida? Ella es madre de sí misma, porque dio luz a esta de hoy. Feliz aniversario, con atraso.
Interesante forma de plantearlo. Ser padres de nuestros "yos" pasados.
Gracias, Víctor.
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