septiembre 08, 2015

El año de lecturas dominicanas III

De regreso después de tanto tiempo.

En mis vacaciones, y antes de ellas, he seguido con mis lecturas de autores dominicanos, aunque no de manera total. Tuve un "desliz": Juan Carlos Onetti. Leí "El Astillero", el primer libro que leo de este autor uruguayo y lo hice gracias a mi grupo de lectura. Un texto lúgubre pero con una construcción interesante. Espero leer de él sus cuentos, en especial "Juntacadaveres", que creo guarda alguna relación con esta novela que leí.

De paso, y ahora lo recuerdo, en el post pasado sobre lecturas dominicanas se me olvidó mencionar que mi grupo de lectura leyó y discutió una novela de un dominicano, residente en Estados Unidos. Fue "Un kilómetro de mar", de José Acosta. Un relato que me pareció hermoso, escrito de la manera tradicional de principio nudo y final. Una aventura de adolescentes que descubren el mar y a la vez se descubren, con unos personajes bien logrados.

Me gustó mucho la construcción del contexto histórico de esa novela, en los gobiernos represivos de Joaquín Balaguer, período llamado "Los doce años". Aunque consideró que al final se desinfló un poco.

Recuerdo que en el post anterior sobre mis lecturas dominicanas les dejé unas fotos de tres libros de Enriquillo Sánchez. Releí "Devo[ra]ciones", una recopilación de la columna del mismo nombre que publicaba este escritor en el periódico Hoy. Sus pensamientos, criterios y pensamientos recopilados en estas columnas son interesantes, aunque también con puntos discutibles (en especial su afán de rescatar de la figura de Balaguer como arquetipo fundacional de lo dominicano, y sus constante señalamiento sobre la creación de la conciencia dominicana desde dos polos extremos: Juan Pablo Duarte y Joaquín Balaguer).

De Sánchez y su columna disfrute más sus disquisiciones literarias.

En cuanto a su poesía reunida en el tomo "Convicto y Convexo I"...es deliciosa. Aun lo disfruto, pues tiene copilados cuatro de sus poemarios.

"Atraviesa un pájaro tu voz" (fragmento). Enriquillo Sánchez.
Aun  me debo uno de sus libros de cuento.

También releí "Los negros, los mulatos y la Nación Dominicana". Franklin Franco, un libro de historia sobre la colonia de Santo Domingo hasta los procesos de independencia de los países de comparte la isla Hispaniola, Haití y República Dominicana. Un libro que considero necesario, muy necesario, en estos tiempos de odios y de nacionalismos. 

Los negros, los mulatos y la Nación Dominicana. Franklin Franco. Página 157.

Y en este recuento no puedo dejar de mencionar la lectura disfrutadísima de Pardavelito, de José A. Beltrán. Un joven dominicano con mucho futuro, si sigue por el camino que tomó en ese libro de cuentos, y del que reitero lo que dije en el post sobre la Feria Internacional del Libro pasada, donde fue puesto en circulación: Después de leer libros de Rey Andújar y Juan Dicent, no había encontrado una narrativa tan hermosamente explosiva, creativa, visceral y honda.

Y hablando de Rey Andújar, les cuento que de este escritor dominicano, me leí su tesis doctoral sobre Aída Cartagena Portalatín y su novela "Escalera para Electra". Un examen muy interesante sobre el contexto social y político que envolvió la escritura de Aída, una de las figuras literarias dominicanas más importantes del siglo XX.  Y no solo eso, es descubrir la voz detrás de esa extraña estructura que es esa novela, el conflicto mujer-nación, mujer-espacio, mujer-fin y comienzo que marca el canto griego que los personajes de "Escalera para Electra".



¿Adivine ahora que novela dominicana estoy leyendo?




2 comentarios:

Víctor Manuel Ramos dijo...

Lo interesante de la lectura en grupo, Argénida, es que ahora tenemos esa experiencia compartida, incluso de libros que tal vez no se nos hubiera ocurrido tocar a cuenta propia (y no me refiero a estos, sino, en mi caso, aquel "Partículas elementales" de Houellebecq, que yo no hubiera terminado de no haber sido por el compromiso de conversar sobre él en grupo. La portada de ese libro de Portalatín es muy interesante, aunque a los libros no se les debe juzgar por su cubierta. Yo he optado por internacionalizar mis lecturas en este último año y así como algunos latinoamericanos, he leído (o releído en el caso de Dostoyevski, que comenté en mi blog) autores de Nigeria, Rusia, Francia, Uruguay y Estados Unidos en lo que va de año. Eso sí, que no hay orden de temática ni nada en lo que voy leyendo, pero es mi manera de viajar.

Argénida Romero dijo...

Hola Víctor.

Algo que me gusta mucho del grupo de lectura, es que me da la posibilidad de leer libros que quizás nunca los hubiese considerado. Además de que en este año de lectura dominicana, me da la oportunidad de hacer un descanso, a lo que le llamé "desliz".

Sobre el libro de Aída Cartagena, te cuento que la portada tiene mucho que ver con la estructura de la novela. Bastante corteziana, me parece. Ya te contaré. Por cierto, la leo en mi móvil, desde una versión PDF y me ha gustado la experiencia.