Guardar la vida para uno mismo, una misma, resulta cada vez más un ejercicio de contra pulso. Viendo las redes no paro de pensar que ahora se es lo que se muestra en ellas. Pero, ¿ser para quién, para quiénes? ¿Ya no es suficiente ser por ser, existir por existir y moverse de lugar, de sentimiento, de vida por solo moverse?
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He leído poco. He escrito mucho para ganar un salario, pero no para mi misma. Y las redes no tienen nada que ver con ello. ¿O sí?
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El Oscar. Los premios al cine.
El cine es otra cosa.
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Otra vez, una moneda lanzada al aire.
A ver de que lado cae esta vez.