Poeta. Dice que soy poeta. Así, en la primera línea. Y sigo absorta aún en las dos primeras oraciones que abren su texto, porque me las creo y no me las creo a la vez, y porque jamás he podido recuperarme del todo de las reacciones que en ocasiones otros y otras tienen sobre lo que escribo y publico.
En fin, que además de escribir lo que considera que soy en el mundo literario, o la isla literaria, o las tres cuartas partes de isla literaria dominicana, Beiro dice esto sobre "Jamás Perder":
Con “Jamás Perder (2024), la escritora exhibe su madurez a prueba de ecos, en un mundo donde cualquiera escribe y es famosa. Hablo de Iberoamérica, donde su voz prevalece por encima sensiblerías, superficialidades o asuntos de “superación”. Su poesía rehuye de trivialidades ya vistas en otra parte con menor fortuna y se erige con personalidad propia, algo que mucha falta le hace a la metáfora continental.
Menciona a Arraiga, que me imagino que por algún error de tipeo se señala que fue puesta a circular en 2004, pero la edición de ese poemario fue en 2014. Sobre ese libro también escribió Beiro en su momento. Rescato la imagen de la página en que salió publicada la crítica de Arraiga, porque el artículo ya no está en línea.
Y ya que recuerdo a Arraiga, también en el Listín Diario, en el 2016, se publicó otra crítica, texto que descubrí cinco o seis años después de ser publicado, esta vez el análisis lo hizo Gladys Rodríguez Valdés.
En mi criterio personal, estamos ante una poesía intimista que expone un vivir que crea raíces y que al igual que en el caso de las poetisas Dulce María Borrero (La Habana, 1883- 1945) y Gabriela Mistral (Chile 1889- Nueva York 1957), el tema de la mujer y sus sentimientos, la niñez, la maternidad y la muerte como destino, se concatenan en un paseo antológico por la vida.
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