¿No les ha pasado que empiezan a leer un libro muy motivados y, a medida que avanzan en la lectura, el texto se vuelve pesado, imposible de terminar? Me ha pasado algunas veces, dos de ellas el pasado mes.
Uno de esos libros que se me convirtió en concreto fue una compilación de textos escritos, a modo de columnas, por la escritora norteamericana
Susan Sontag. "Contra la interpretación" es interesante, pero quizás alejado del los códigos culturales de hoy en día, tan alejado que a veces parece que estaba leyendo un mensaje cifrado. Muchos de esos textos fueron escritos entre 1961 y 1965. A la mitad de sus páginas lo abandoné.
Claro, de que me aburra no significa que no me hayan gustado algunos de sus textos. Uno en especial me encantó: "Los carnets de Camus". Comparto su primer párrafo, que me causó una sensación de buen momento y una risita interna. Vaya comparación la que hizo sobre los escritores.
"Los grandes escritores son maridos o amantes. Algunos escritores reunen las sólidas virtudes del marido: honestidad, inteligencia, generosidad, decencia. Hay otros escritores en quienes se aprecian los dones de un amante, dones de temperamento, más que de bondad moral. Como es notorio, las mujeres toleran en el amante atributos -mal humor, egoísmo, insinceridad, brutalidad- que nunca consentirían en el marido, porque el amante, a cambio, excita, infunde intensos sentimientos. Del mismo modo, los lectores transigen con la ininteligibilidad, las obsesiones, las verdades dolorosas, las mentiras, la mala sintaxis, si, en compensación, el escritor les permite saborear raras emociones y peligrosas sensaciones. Y , en el arte, como en la vida, ambos, maridos y amantes, son necesarios. Es lamentable verse en obligación de escoger entre ellos".