Hace unas semanas participé en una actividad de lectura, en el marco de un congreso enfocado en las mujeres, feminismo, investigación sobre género, y discusiones alrededor de varios tópicos. Por mi horario de trabajo me fue imposible asistir a alguno de los foros y ponencias que se celebraron, pero de la lectura en la que participé tengo una cuestión rondando mi cabeza.
Entre las que leíamos habían solo dos narradoras. Una de ellas hizo una representación en la que no leyó nada de su libro, sino que fue una especie de retahíla de agradecimientos (al final leyó algo de su libro, una especie de perfil sobre su abuelo y la progresión de su Alzheimer, a petición de una conocida en la sala). La otra narradora leyó un cuento, un cuento que me dejó un sabor agridulce.
El cuento es más o menos lo siguiente: el asesinato de una mujer y de cómo el hombre que la asesinó habla de ella y de sus razones para matarla. El cuento...quizás no se cuenta muy bien. Desde mi juicio había muchos clichés, pero eso no fue lo que me llamó la atención, sino que...la escritora prefiriera contar ese asesinato desde la voz de un hombre, un hombre que repetía clichés sobre esa mujer. En un momento lo pensé hasta absurdo y me pregunté: ¿Pero por qué no lo hizo al revés, porque no puso a la mujer a contarse, a decirse eso tan detestable que ese hombre encontraba en ella, pero desde su punto de vista?
Pensé en eso por varios días luego de escuchar ese cuento. Resultaría hasta novedoso que la mujer desde la ultratumba, o desde la agonía se contara a ella, se dijera, o que la autora describiera a esa mujer y su forma de ser mujer que exasperaba a ese hombre. ¡Tantas opciones más novedosas que anclarse en un discurso cliché de un hombre que quería salir de una mujer por la vía más sangrienta! En Discovery Investigation es visto historias de asesinatos reales que superaban por millones de años luz ese cuento...
¿Por qué no nos contamos a nosotras?
Y claro, claro que muchas escritoras han hecho ese ejercicio, y lo han hecho maravillosamente bien. Y no es que no podamos crear personajes masculinos, ni que los hombres no puedan crear personajes femeninos, ambos desde su visión, su criterio, sus intereses, sus prejuicios... pero creo que es diferente cuando un hombre aborda a un personaje masculino y una mujer un personaje femenino. Puedo estar equivocada, pero creo que lo que tenemos de género, cómo lo vivimos y actuamos da esas luces de verosimilitud cuando construimos ese personaje. Es una idea, una manera de verlo.
Una de las cosas que me chocaba mientras veía a la chica leer era eso, no le creía el cuento, parecía que leía el cuento de otro, de un hombre.
Y pensé en la novela de Aída Cartagena Portalatín, de su Electra. ¡Una delicia! Mostrar esos vericuetos de una historia encajada en la humanidad de las mujeres.
Ojalá nos contemos con más frecuencia.
***
Este fin de semana vi la serie "Alias Grace", basada en una novela de Margaret Atwood. ¡Fascinante! Y muestra mucho de esto que reflexiono, esa manera genial de contarnos a nosotras. No he leído ninguna novela de Atwood y necesito urgentemente hacerlo. ¿Saben de alguno de sus libros traducidos que pueda comprar?
Les dejo el trailer de la serie.
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