marzo 19, 2014

Rayuela

Hoy comienzo a registrar algo en lo que me ha gustado detenerme cuando abro un libro: su primer párrafo, o su primera oración, o lo que le llaman su inicio.

Empiezo el ejercicio con un libro que tenía años pendiente en el librero, y que el año pasado cumplió 50 años de publicada. Rayuela.

"¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y el olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua, y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo del dentífrico". 
¿Cómo la estoy leyendo? En la "forma corriente" primero. Luego pretendo hacerlo en la "forma confusa", guiada por este interesante señalador que encontré.

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