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marzo 18, 2014

Rescatar lo perdido. Junot Díaz

Encontré otro tesoro en mi correo de Gmail, el artículo que escribí sobre la visita de Junot Díaz, en ese año en que su aura estaba dominada por su recién recibido Premio Pulitzer.

Recuerdo ese encuentro en la Feria Internacional del Libro. Recuerdo como algunos funcionarios del Ministerio de Cultura bajaban la cabeza o volteaba a otro lado ante muchas de sus afirmaciones y comentarios. Recuerdo la reacción de mucha gente: admirada, escandalizada y hasta los que criticaban sus libros sin haber leído una línea de ellos.

El tiempo ha demostrado que Junot es un escritor que será referencia, nos guste o no su forma de escribir, y sus opiniones siguen siendo tan punzantes como las de esa noche, inclusive algunas recientes sobre el tema de la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional que provocó que un grupo de escritores dominicanos hicieran algo más que aquellos funcionarios que se hundían en sus asientos o volteaban las caras ese día, del 2008, y le respondieran con los siguientes argumentos.

Aquí les dejó la reseña rescatada, publicada en el desaparecido Clave Digital.

Junot Díaz. Foto Argénida Romero
UN ESCRITOR CON VOZ REBELDE

'El racismo dominicano me preparo muy bien para enfrentar el norteamericano'

Díaz carece de esa aura de intelectualidad que acompaña a ciertos escritores. Sus expresiones son tan variopintas como las del mundo que alimenta sus cuentos y novelas. Y habla sin muchos rodeos sobre cada tema, con una voz rebelde y mordaz.

Argénida Romero/Clave Digital

SANTO DOMINGO, DN/República Dominicana.- Quizás si la reciente fama del Premio Pulitzer hubiese acompañado al escritor dominicano Junot Díaz hace unos años atrás, no le hubieran impedido la entrada a una discoteca por el color de su piel. Pero para el recién galardonado novelista la experiencia forma parte de una lección.

"El  racismo dominicano me preparo muy bien para enfrentar el norteamericano", afirma al recordar el episodio. "Un grupo de cómo cinco tratamos de entrar a unos de esos clubes de papí y mamí y nos dijeron que no, aquí ustedes no entran son demasiados morenos", explica sin abandonar el tono inteligentemente irónico de sus palabras.

Las referencias del incidente, desconocido para muchas de las personas que la noche de este jueves colmaron la sala de la Cinemateca Nacional para conocer al escritor dominicano residente en Estados Unidos, son celebradas con risas y aplausos.

Díaz, quien demuestra ser tan jovial como mordaz y directo en sus respuestas, explica que un año después en un encuentro casual le relató lo ocurrido al presidente Leonel Fernández. "El me dijo: ¡No puede ser. En República Dominicana no hay racismo!".

Recuerda que en ese momento el único que "quería pelear" con él fue el comediante Jochy Santos. "Ahora todo el mundo quiere celebrar conmigo". Otro episodio de aplausos y risas lo interrumpe.

Su franqueza se siente como agua helada, pero parece sintonizar con el ánimo de muchas personas que asientan con la cabeza sus afirmaciones.

El tema, iniciado por la pregunta al respecto hecha por el periodista Pablo Mckenny, se agota con rapidez. Pero el conversatorio apenas acaba de empezar.

Junot junto a Freddy Ginebra y Pablo Mckinney
La fama es…
Para Junot la recién fama, adquirida luego de obtener el importante premio, es un bien transitorio y la califica de una manera bastante particular. "Es como una mierda", dice sonriendo.

Considera que el galardón literario obtenido el pasado 7 de mayo es un reconocimiento a la comunidad dominicana de la diáspora. "Creo que con este premio al fin los gringos reconocieron el genio dominicano", afirma.

Sostiene que el "sueño americano" es único para cada inmigrante. Su vida y su obra ha sido marcada por su propia experiencia, la de un niño pobre de Villa Juana que emigró con apenas 7 años junto a su familia a Nueva Jersey.

Entre las risas y el aplauso constante del público, además de las intermitentes interferencias de un micrófono que no funciona muy bien, Junot habla sobre su novela.

Un esfuerzo de 11 años
"The Brief Wondrous Life of Oscar Wao", un relato de ficción sobre un inmigrante dominicano "pariguayo",  como el mismo lo define, fue un esfuerzo de 11 años. Tiempo en el que su inspiración literaria tuvo sus altas y sus bajas.

Dice, en broma, que hasta su novia tuvo que intervenir con amenazas de dejarlo si no la terminaba.

El proceso creativo para él es difícil, o mejor dicho, imposible de definir. Afirma que en su caso primó el esfuerzo y la dedicación, al igual que las inevitables ocurrencias que la vida siempre regala.

Narra que, por ejemplo, el termino "cortina de plátano", utilizado en su novela para mostrar la situación de aislamiento en que vivía República Dominicana en la era de Trujillo, fue la frase que le vocifero un amigo borracho a quien no quería dejar entrar a su casa. "Me dijo que yo le tenía una cortina de plátano".

De su lado, Freddy Ginebra da una noticia. Miramax compró los derechos de la novela para hacer una película. Junot bromea. "Me imagino que no van a tener ningún papel para los dominicanos".

También hay otra novedad, esta trabajando en su próxima novela: Dark America. Un libro que representa para él una nueva aventura y del que no ofrece ningún detalle.

Un escritor con voz rebelde
Díaz carece de esa aura de intelectualidad que acompaña a ciertos escritores. Sus expresiones son tan variopintas como las del mundo que alimenta sus cuentos y novelas. Y habla sin muchos rodeos sobre cada tema, con una voz rebelde y mordaz.

"Bush es un super animal", dice al responder una inquietud de Ginebra sobre su nueva novela Dark America. Sus taladrantes palabras, siempre matizadas por su tono jocoso, también fueron dirigidas al ex presidente Joaquín Balaguer. "Cuando a mi me dicen que Balaguer fue el genio del pueblo, yo me muero de la risa".

Dice que si el ex presidente Balaguer es "el genio del pueblo" el escritor y catedrático Silvio Torres, a quien aseguró muestra todo lo que escribe, "es un Jesucristo".

Muchos ríen. Otros, los menos, tratan de mantener una expresión inmutable ante sus afirmaciones.

Junot y su madre. Foto Argénida Romero.
De preguntas y respuestas
Al responder las preguntas del público mantiene la misma actitud. No quiere hablar mucho sobre la labor comunitaria que realiza y evade los mini discursos que algunos de los participantes tratan de pronunciar en vez de hacer preguntas.

El momento se interrumpe con la llegada de su madre a la sala. Junot se levanta y va a abrazarla. Su progenitora, al responder una pregunta del público cedida por su hijo, dice que no tomó a mal la vocación literaria de Junot. "Quería ser astronauta primero", asegura.

Las respuestas de Junot Díaz son tan diversas como las preguntas que le hacen. Pone como su primer ejemplo de escritores comprometidos con la sociedad a los periodistas que murieron asesinados durante el gobierno de los 12 años de Balaguer, de quienes dice perecieron tratando de hacer justicia. Menciona a Orlando Martínez.

También sugiere a Haití como país invitado a la próxima Feria Internacional de Libro. Una respuesta que provoca aplausos.

¿Habría sido distinta la vida de ahora famoso escritor de no haber inmigrado a Estados Unidos? Es el sentido de la pregunta que le hace una inquieta joven y su respuesta a esta una reflexión de su perspectiva de República Dominicana.

"Hay mucha gente que se mete en la política, que viene de raíces humildes y tienen casas enormes y están viviendo muy bien, mejor que yo. Creo que es posible aquí cosechar, parece que es posible. Sería posible que yo logrará lo mismo acá. Pero imagínate las cosas que tendría que hacer para lograrlo".

Prefiere, confiesa, ser lo que es y quiere seguir siendo. "Quiero escribir dos novelas más, y estaré conforme con eso".

3 comentarios:

  1. Que bien que estés rescatando estos escritos. La fama del Pulitzer tiene sus ventajas y desventajas. Lo importante para un escritor es lo que deja sobre la página.

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  2. Hay que rescatar. Espero conseguir el que escribí sobre la falta de puentes literarios en el Caribe.

    Sobre Junot te comento que en mi muro de FB tuve una enriquecedora discusión al respecto de esta nota con Sonia y Engels. Y los tres coincidimos en que aun esperamos la gran novela de Junot, alejada del estereotipo del dominicano inmigrante. ¿Qué crees?

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  3. Hola otra vez. Ya escribí en una ocasión lo que pensaba de la novela de Diaz, y lo hice poco antes de acabar de leérla en esta nota: "Los junoismos de Junot Díaz". Te pongo el enlace ahí para refrescar memoria, pero se me ocurre primero decir que tal vez no sea justo esperar "la gran novela" de él o de cualquier otro escritor. Creo que cada escritor escribe la novela que puede escribir en el momento en que realiza esa labor. Es decir, no tenemos por qué esperar de Junot Díaz que sea representativo de la dominicanidad, como no podemos esperarlo de Julia Alvarez ni de Pedro Valdez ni de Marcio Veloz Maggiolo. Una novela representa al escritor, a su realidad inventada, que es nada más que una reinterpretación de su realidad, y no a la bandera de su país de nacimiento u adoptivo. Viendo la novela de Díaz no me parece que su personaje Yunior (creo que ese era el nombre) represente un estereotipo del inmigrante dominicano, porque el tipo es más bien lo que aquí denominamos un "nerd" o allá un "pariguayo" y no creo que esa sea la imagen asociada con los hombres dominicanos. Ahora, lo que no me gusta tanto es el tratamiento de la mujer en sus cuentos, y no digo ni siquiera la mujer dominicana sino latina en general. No obstante, creo que el autor hace algo intencional al darle a su narrador estas características de mujeriego y que lo que resulta es parte de la fidelidad de representación de ese personaje. Pero aún así no es mi parte favorita de sus escritos. Entonces, mi evaluación de su obra es mezclada y de sentimientos encontrados, y está bien: uno no espera que un autor escriba algo que necesariamente refleje los puntos de vista de uno, sino sobre todo que esté bien escrito, que sea coherente y que sea interesante. Ahí podemos encontrar faltas también, pero esas son de otra índole. Ya ves, terminé escribiendo casi una nota completa.

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