Dejando el lamento a un lado, hace unas semanas revisaba correos electrónicos de hace seis y cinco años atrás y una de mis gratas sorpresas fue encontrarme con varios de los artículos que publiqué, entre ellos encontré una reseña que hice de la visita del poeta Derek Walcott, premio Nobel de Literatura 1992, a la Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2008, y no he resistido la emoción de compartirla en este blog y de paso buscarle un lugar más permanente de existencia a ese texto.
Durante su visita publiqué algo en este blog, una pregunta que me respondió y cuyo audio subí, pero por algún problema en Goear lo perdí.
Aquí, la reseña.
Derek Walcott en una entrevista para Diario Libre en su visita a RD. Foto Carmen Suárez. |
PREMIO NOBEL DE LITERATURA 1992
Derek Walcott: 'La poesía es un llamado'
Argénida Romero/Clave Digital
SANTO DOMINGO, DN/República Dominicana.- "Para mi la poesía es un llamado y me considero a mi mismo como bendecido por poder ver ese llamado". Es la manera en que Derek Walcott resume el hermoso oficio de tallar música de las palabras, oficio del que es uno de sus mejores exponentes.
Y es que los versos de Walcott, Premio Nobel de Literatura 1992, nos regalan el sutil murmullo del ritmo reposado de El Caribe, una canción que nos sobrecoge y permanece como perfume en el aire.
Su presencia también tiene el mismo efecto. Es difícil desprenderse del hilo de su voz, incluso en esta ocasión en la que fue necesaria la intervención de traductores. Como pez en el agua, sonríe con frecuencia. Su jovialidad es contagiosa.
"Yo hubiera preferido caminar, pasear, sosteniendo una margarita, pero no está permitido", dice a modo de broma.
Es su primera visita oficial a República Dominicana, invitado en el marco de la celebración de la XI Feria Internacional del Libro, que este año tiene como centro temático El Caribe.
Y Walcott, quien nació en la isla de Santa Lucía hace 78 años, es uno de los grandes exponentes de la literatura caribeña, junto a los también laureados con el máximo galardón de la academia sueca: el colombiano Gabriel García Márquez y el escritor trinitario V.S.Naipaul.
Feliz de estar en la tierra de Junot
"Yo no hablo español pero lo desearía, porque muchas de las culturas del Caribe hablan español", confiesa a los periodistas que desde una hora antes de la cita, pautada para las 11 de la mañana, ocupaban un pequeño salón del hotel Sofitel, ubicado en la Zona Colonial de Santo Domingo.
Sus palabras confirman una realidad: la literatura del Caribe es como una suma de soledades atadas de puentes luminosos. Para Walcott, uno de esos puentes es el escritor de origen dominicano Junot Díaz. "Estoy muy feliz por estar en el país en que nació el reciente ganador del Premio Pulitzer", afirma.
Califica de hermoso e inteligente el tema abordado en la novela de Díaz, "La prodigiosa vida breve de Oscar Wao". Y sin disimular su entusiasmo, se confiesa agradecido por la presencia de su poesía en la obra premiada, referencia que también aprovecha para hacer gala de su buen sentido de humor.
"Yo estoy extremamente halagado por el epígrafe de su libro, que pertenece a un poema mío. En esta etapa de su epígrafe es muy halagador, considerablemente halagador. Y yo me pregunto si yo quiero el Pulitzer también. El tiene dinero para mí quizás". (Risas).
Sobre el libro del escritor dominicano de la diáspora señala: "El libro es muy inteligente, la pureza deja a las personas escoger, porque presenta todas las razones sociales sobre dominicanos en Nueva York. Es muy hermoso y fue muy inteligente darle a él el premio y yo estoy muy feliz de esta elección".
No lee en español
Uno de los periodistas le pregunta si conoce la obra de algún autor dominicano, e indica como ejemplo al profesor Juan Bosh. Su respuesta es tan sincera como contundente. "Yo no leo en español. Es definitivamente un gran problema el asunto de la traducción el Caribe", dice.
Sin embargo, plantea este problema como una especie de colador. "Está bien, porque al final sólo serán traducidos los mejores".
Ubica su mayor interés en la literatura producida en Centroamérica y países como México y Colombia.
"Tienen buenos escritores, excelentes poetas, y podemos ver las diferentes culturales por los ojos de los escritores; escritores que encuentran la cultura en el Caribe Hispano".
El Caribe: un mundo de asociaciones
Describe la región de El Caribe como algo más que un espacio de herencias africanas y europeas. Un mundo que él, más que nadie, ha expuesto de manera brillante y única a través de su poesía.
"Es lo que he tratado de hacer en mis libros. Nosotros hemos dejado en nuestros textos asociaciones con los ancestros, de España, África, Francia y Holanda. Eso es el Caribe. Ese es el nuevo mundo y ese nuevo mundo no es un mundo de herencias pasadas; es un mundo de asociaciones".
Se queja de que muchos críticos se alejen del sentir del escritor y simplemente se queden en comparaciones vagas sin contenido. "Hay muchos críticos de lo escrito que no saben lo que el escritor está diciendo".
La poesía no muere
Walcott pone en duda la tesis de que la poesía es un bien poco apreciado en el mundo actual, y bromea: "Eso mismo decían en los tiempos de Shakespeare. Cada tiempo hay gente que dice que la poesía está muriendo, siempre está muriendo. Claro que está muriendo, pero esta bien" (Risas)
Sin vacilación sentencia que, contrario a los malos augurios de muchos, su experiencia en la enseñanza de la literatura le da constancia de que este género goza de muy buena salud. "Hay una poesía bastante sana y vigorosa entre la juventud", asegura.
Tras casi una hora de amena conversación, la cita llega a su fin. Walcott sonríe y se deja fotografiar por unos breves minutos. Se retira a descansar.
La jornada de su visita aun no se agota. Este miércoles le espera un encuentro con el público en un conversatorio abierto en la Sala de la Cultura del Teatro Nacional, a las ocho de la noche.
Una cita que promete ser la continuación de esa magia que dejo colgada en el aire y, que sin lugar a dudas, vive en cada uno de sus versos.
P.D. Este es uno de sus poemas, uno de los que más me gusta
El amor después del amor
Llegará el día
en que, exultante,
te vas a saludar a ti mismo al llegar
a tu propia puerta, en tu propio espejo,
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Otra vez amarás al extraño que fuiste para ti.
Dale vino. Dale pan. Devuélvele el corazón
a tu corazón, a ese extraño que te ha amado
toda tu vida, a quien ignoraste
por otro, y que te conoce de memoria.
Baja las cartas de amor de los estantes,
las fotos, las notas desesperadas,
arranca tu propia imagen del espejo.
Siéntate. Haz con tu vida un festín.
en que, exultante,
te vas a saludar a ti mismo al llegar
a tu propia puerta, en tu propio espejo,
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Otra vez amarás al extraño que fuiste para ti.
Dale vino. Dale pan. Devuélvele el corazón
a tu corazón, a ese extraño que te ha amado
toda tu vida, a quien ignoraste
por otro, y que te conoce de memoria.
Baja las cartas de amor de los estantes,
las fotos, las notas desesperadas,
arranca tu propia imagen del espejo.
Siéntate. Haz con tu vida un festín.
Buen rescate, Argénida. No había pasado por aquí para verlo. ¿Esta es tu línea no? "Sus palabras confirman una realidad: la literatura del Caribe es como una suma de soledades atadas de puentes luminosos".
ResponderEliminarSí, es mi línea. Ese año entreviste a unos editores en la Feria, editores caribeños, y me hablaron d eso, de como el Caribe es una patria desconocida para los caribeños desde su literatura, pues las diferencias de lengua y cultura nos separa, además de esa estructura regional de islas, que parece también irse a lo mental.
ResponderEliminarPues me parece muy bien. Ojalá hubieran más puentes.
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