A las niñas del Hogar Renacer
Es casi increíble ver la fortaleza de sus manos, capaces de construir sueños con las estrellas que, meticulosamente, han cosechado de su oscuridad. Al amanecer no esperan el sol, salen a su encuentro y coronan con sus rayos sus cabezas.
Así resucitan cada día y siembran de eternidad la primavera con sus pasos. Los resucitados pasos de la vida que se les regala, su vida nueva, rehecha a retazos de dulzura y cantos.
Sobrevivientes del oprobio, ahora son emisarias de un milagro; del maravilloso milagro de caminar sobre el miedo y rescatar la esperanza, esa que ahora palpita en sus sonrisas.
Definitivamente resucitadas...
ResponderEliminar