Lo que piensas cuando notas que la puerta tiembla.
"Morir porque la tierra me trague, no es una linda manera de morir. ¿Hay una manera linda de morir? No, no hay lindas maneras de morir".
La puerta deja de temblar. Desde el fondo él me pregunta: "¿Tembló?
Respondo, extrañamente emocionada: "Sí, tembló".
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Oki Doki.
Digo Oki Doki.
Y digo Oki Doki para no decir mierda.
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Cuando tenía 16 años estaba enamorada, como lo estuve a los 14 años, y como lo estuve a los 18.
Enamorada de distintos que eran iguales. De chicos de mi edad que querían explorar. Yo era exploradora, con límites. Ellos intentaba cruzarlos.
Era un juego divertido. Lo más peligroso.
Vivía eternamente enamorada de ese peligro, y del drama de ese peligro. Enamorada del drama de la falsedad romántica de ese peligro.
Adolescente dramática romántica, jugando con el límite del peligro.
"Siempre vivías sufriendo y llorando por uno. ¡Cuánto sufrías!", me dice mi amiga de casi toda la vida, veinticuatro años después, bebiendo cervezas, pasando cuentas de esos temidos peligros románticos de exploradoras, entre risas.
Exploramos y cruzamos en algún momento, y entre risas, reconocemos que nos salvamos de algo.
A esa edad las hormonas no tiene piedad.
ResponderEliminarMaravilloso leerte. Cada día más.
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