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febrero 25, 2011

Encuentro




Tenía siete años cuando conocí la muerte.
Estaba distraída, ella,
pendiente del llanto
dándole la mano a algunos temerosos
cabeza abajo, sacando cuentas

modelando sus fanfarrias de niña macabra

y yo, que solo sabía de juguetes y risas,
observaba el rostro que la miraba
desde el ataúd.

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