Tenía siete años cuando conocí la muerte.
Estaba distraída, ella,
pendiente del llanto
dándole la mano a algunos temerosos
cabeza abajo, sacando cuentas
modelando sus fanfarrias de niña macabra
y yo, que solo sabía de juguetes y risas,
observaba el rostro que la miraba
desde el ataúd.
No nos deje así, Poeta, díganos qué vio en ese rostro.
ResponderEliminarFranklin P
Secundo al poeta... Que vió???
ResponderEliminarEra un espejo.
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