¿Donde están los que no están? (con el permiso de Waddys)
Este fin de semana sume ceros, en la curiosa lógica de las casualidades. El sábado en la noche fui convertida en una vendedora improvisada de dulces a veinte pesos, gracias a la sorpresiva confianza de un desconocido “paletero” que me dejo bajo la custodia de la metálica mirada de Quevedo, en las puertas del Teatro Nacional.
Quince minutos después y dos dulces vendidos, me regalo una sonrisa y unos chicles de agradecimiento. Una extraña experiencia, calzada en unos zapatos ajenos. Un cero a mi derecha.
Luego, la sala Ravelo totalmente llena. Gigante ante la curiosidad de mis ojos. Waddys, Maria y Carlota mostrando rostros “ceros” e historias “ceros”. Inmensamente tristes, inmensamente reales. Y yo…descubriendo más ceros a mi derecha.
El domingo. Siete de la noche y el apagón de costumbre. Suspiros hacia el asfalto. Algo entretenida enfrentando la oscuridad y su voz me aclaró el camino. Tome su caja y cruzamos juntas la calle.
Venia de Barahona. Sonriendo me contaba su travesía. Elusina, creo que me dijo que se llamaba. Bendiciones de sus labios, mientras apostaba a la providencia otro casual encuentro con la extraña que cargo su caja y a la que se le olvido darle su nombre. Otro cero a mi derecha.
Al final, en mi casa, ya no era una.
Hola amiga, hoy hable de tí con Beatriz y con alegría en esta hora no usual pude ver como tú te haces presente una vez más en El diario de las Rosas. Gracias por siempre entregar ese hermoso arte que tienes de escribir y contar las cosas pequeñas que se tornan grandes. Me has hecho reflexionar y al hacer un análisis a esta semana yo también he visto sumar muchos ceros. Que Dios siempre este contigo. Te quiere tu amiga de siempre Angela Medina.
ResponderEliminar