...hacer un arbolito de Navidad.
Este año decidí algo que quizás duela a algunos editores. En mi caso es una forma simpática de asumir esas ediciones de mi primer poemario que tengo guardadas en una caja y que parecen multiplicarse con los años. Una expiación literaria, quizás.
Espero que no existan enojos, considerando que muchos de esos poemas son una especie de culpa andante, de mirarlos y decirme porqué los publique. Pero bueno, están publicados, y peor aun, siguen muchos guardados.
Y como hace tres años, desde el nacimiento de mi hijo, me las ingenio para poner algo parecido a un árbol de Navidad, a pesar de que no la celebro como se supone que debería (hago lo mismo que en su tiempo hizo la iglesia católica, resignificar mis fiestas) y que no se convierta en un foco de peligro potencial para el curioso Fernando...este año miré la caja y me dije si podría convertirlo en la decoración de este año.
Buscando en internet encontré la inspiración.
Ahora va mi versión...
1. Busqué la caja con mis poemarios y agarré unos 20 ejemplares. Confesar que esa portada de Paola de la Cruz es hermosa.
Las víctimas... |
2. Buscar una base. Un cartón para dar forma de arbol.
Papel contra papel. Aquí vamos... |
3. A recortar.
El asunto fue algo más complicado. Tomar una regla, que a falta de ella busqué esas cintas métricas que usan para medir en las construcciones...y al ojo por ciento creo que salí airosa. |
4. A "desfifarrar los libros", usar pegamento y poner las hojas como mejor creía que se verían, y tratando de que tuvieran forma de árbol.
No pude tomar la foto del "desfifare". El sentimiento de autora me lo impidió |
5. Poner una cinta que le dicen "doble cara" detrás del cartón para pegar a la pared.
Como que las manualidades se me dan a veces... |
6. A pegar el árbol...
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Tarán!!!!!!!!!!!!!! |
7. El asunto era cómo decorarlo...así que después de intentos y fallos...