Tiempo de balance. ¿Qué tal nos fue? Restamos y sumamos. Resultado: hemos vivido. Tal vez el contenido de este resultado no encaje con los planes que, meticulosamente, proyectamos hace un año atrás. Quizás por eso, en el último día del año, nos sorprenda la presencia de ese “no se que” anudado en nuestra alma.
Pero también, y es lo maravilloso, la vida nos ha sabido sorprender. La llamada de esa persona, ese regalo de cumpleaños, ese amigo o amiga, ese nuevo trabajo, aquel hermoso viaje, ese beso inesperado, el nuevo miembro de la familia, aquella palabra justa en ese momento preciso…
Lo que se fue, sobraba. Lo que no llego, llegará. Perdiste a alguien, lo bueno de él o ella te acompaña. Fallaste, perdónate. Te fallaron, perdona. Lloraste, ahora podrás reír. Te dolió, sanará. Se acabo, vuelve a empezar.
Luego del balance llega el tiempo de planificar. Mi plan: vivir.
*Foto: Argénida Romero