marzo 31, 2007

Entre la piel y el alma


La lluvia llega y la acaricia. Simple y estática se le han olvidado las razones, las palabras y las preguntas. Ahora solo es ella, cardinalmente ella. Mujer y soledad, mujer y canción, mujer y estrellas.

Sin nada que esperar, entrega la luz que se le derrama por las manos, ofrenda de amor, de pasión y de ternura. Abraza y teje colores con su voz, abraza y siembra primaveras en su camino, abraza y cierra los ojos para ver el cielo en su piel.

Dulcemente Venus, diosa del silencio y las lágrimas, renace beso a beso, contando las mariposas que revolotean en sus quimeras, en sus olvidos. El tiempo se eterniza en su pecho y sin contemplaciones le arranca el último suspiro.

Ahora se viste de girasoles, mientras el atardecer cae a sus pies y, eternamente propia, danza con la música que nace de su alma y sus sueños.

*Imagen: Estudio para "Mi mujer desnuda mirando su propio cuerpo transformarse en escalones, tres vértebras de una columna, cielo y arquitectura". Salvador Dalí

marzo 08, 2007

Mujer


Guerrilleras de la cotidianidad, armadas de dulces terquedades para sobrevivir a sorbos de sonrisas y lágrimas. Compositoras de esa melodía que permite al mundo sostenerse en su eje.

Costureras de las heridas de la historia. La sombra, cada vez más luminosa, de los aplausos de los siglos. Indispensables en las derrotas, necesarias en los triunfos. Silenciosamente audibles en el eterno suspiro de los días y en el insomnio de las noches.

Mitad y complemento. Santas y pecadoras. Libres y esclavas. Hechas y deshechas. Pero, ante todo, hacedoras de la magia que sostiene la verosimilitud de los sueños.



*La fotografía corresponde a una escultura hecha por Miguel Mella y forma parte de la Plaza Taina (Jarabacoa, provincia La Vega). Foto: Argénida Romero.